Después de 20 años ejerciendo medicina convencional y cansado de cambiar ruedas desgastadas, de rellenar el aceite del cárter, o de añadir agua al sistema de  refrigeración , me propuse buscar en el porque de las cosas. ¿Somos de verdad simplemente un vestido, un puñado de células,  una máquina?

Mis pulmones se expanden y contraen 30.000 veces al día para intercambiar un tóxico con una fuente de vida, (¿Quién le ha explicado a mis alveolos lo que es el oxigeno y lo que significa el gradiente de presión?). Mis 4.000.000 de nefronas  filtran  180 litros de sangre en 1.440 minutos para eliminar en un litro y medio de orina las impurezas que mis riñones cuidadosamente “eligen sabiamente” todos y cada uno de todos los días de mi vida.  Mi corazón bombea y distribuye 6.500 litros de sangre en veinticuatro horas por todo mi organismo para alimentar y poder mantener la vida. Y ¿Quién controla y dirige todo esto?

Cada día tengo mas claro, que una fuente, una Energía, el Todo, Dios, me anima y me mueve, me refiero a que esa energía, direccionada por una conciencia  es la que me da vida, la que me mantiene en vida,  y la que hace que mis órganos REALICEN “sus funciones fisiológicas”,  lo que está en la complejísima naturaleza humana hacer y actúen de una forma que parece milagrosa.

Cuando tengo un reventón en el coche, ¿El problema será que las ruedas que uso son de baja calidad, casualidad relacionada con la ley de probabilidades  o que simplemente he desconectado con esa fuente y el uso que las estoy dando no es el correcto?

Cuando observamos a un delfín en plena naturaleza, le reconocemos feliz, libre, disfrutando el momento, puede que enferme, y llegado su día, hasta que muera, pero eso es ley de vida, todo se recicla.  Si ese delfín quiere mas y envidia las actitudes de un leopardo, si pretende volar como una gaviota, en fin , si cambia la ficha del puzzle de la que forma parte en ese lienzo que llamamos naturaleza solo conseguirá que este pierda su atractivo y que el se sienta fuera de contexto, como perdido.

Esta claro que el ser humano tiene que evolucionar (a eso parece que hemos venido) , pero evolucionar con conciencia y de la mano de ese espacio que compartimos y que llamamos Naturaleza. Todo lo demás lo que conseguirá es desconectarnos, hacernos débiles y sobre todo sentirnos perdidos.

¿Entonces seguimos sustituyendo ruedas desgastadas o intentamos entender el porqué, para que y como las desgastamos?

Así comenzó mi búsqueda, me aparte delicadamente de la medicina académica y me dedique a  profundizar  en el “lado oscuro” ( así lo llamaban mis compañeros de universidad) , kinesiología, reiki, terapia floral, cosmovisión, fitoterapia, homeopatía, acupuntura, meditación, esencias chamanicas, todas se quedaban cojas, ninguna contemplaba al ser humano como la unión de tres principios, cuerpo o materia, mente o energía y espíritu o conciencia, ninguna abarcaba al ser humano en completo, unas contemplan las emociones, otras trabajan la materia, algunas equilibran las energías, y para mi, el tener que trabajar con mas de una es como acudir al auditorio Nacional a escuchar en la misma sala una sinfonía de Beethoven  y el Réquiem de Mozart.

Creo que el ser humano necesita una nota única que sin murmullos resintonice la frecuencia vibratoria que nos une a la naturaleza, esta frecuencia que mantendrá mis constantes fisiológicas acordes con sus necesidades, me permitirá contemplar mi interior sin interferencias y me facilitara el ser uno con la Naturaleza.

Algunas de las cosas que me distancian de las terapias energéticas es que suelen despreciar la corporalidad, quizás por una falta de preparación en cuanto a la fisiología y anatomía del ser humano, y también esa lucha fratricida contra la medicina académica; yo particularmente abogo por lo que en la actualidad se denomina medicina integrativa, y que se podría resumir en dos palabras: casos muy agudos o agudos graves medicina académica, casos crónicos,  recidivantes o recuperaciones de problemas agudos, medicina natural.

Indagué en la medicina de tradición, pero tanto la MTC como la Ayurveda para realmente entenderlas y dominarlas necesitaban de todo mi tiempo y el alejamiento de mis seres queridos (creo firmemente que para adquirir el conocimiento de esta medicina, la tradicional,  necesitas estar en el foco de ella misma, quiero decir vivir, entender y compartir su filosofía y su idiosincrasia, y que por desgracia en estudios de fines de semana a 6000 kms de la fuente, solo consigues una visión muy superficial de su elevado alcance).

Lo que tiene que ser será y una mañana durante el recorrido de un partido de golf junto con otros colegas médicos, entre swing y deleite del paisaje comenzó una charla sobre la homeopatía y sus limitaciones. Mi compañera de partido hablo de algo semejante a la homeopatía que si contemplaba al ser humano como un todo compuesto de cuerpo energía y conciencia, se llamaba algo así como Spagyria y según ella estaba relacionada con la MTC,  la Ayurveda y se estudiaba en Occidente. El resultado incierto del partido y con la bola en el tee del hoyo 17 me volvieron a poner los pies en la madre tierra y centrar mi pensamiento en el emboque de la pelotita.

Ya en casa y con una sonrisa en mi rostro por la victoria deportiva me senté ante el ordenador y llame a la omnipoderosa y omnipresente Wikipedia, teclee “spagyria” y al poco tiempo se me ofrecía el comienzo de un curso de spagyria en Madrid dictado por el Dr. D. Juan Carlos Avilés  sobre spagyria, la medicina tradicional de Occidente, (Me considero un afortunado de la vida y muy frecuentemente, esta,  pone delante de mis ojos lo que mi corazón anhela) además a mi parte cartesiana le atraía que se diera en el colegio de Médicos de Madrid , en la sala Severo Ochoa.

La verdad es que acudir a un curso de medicina natural que se llama Spagyria y que se relaciona con la Alquimia al colegio de Médicos de Madrid es como  acudir al Nou Camp a festejar la Undécima Champions  del equipo merengue. Allí estaba escuchando y atendiendo cada una de las palabras del ponente: “la mejor medicina para el hombre es el amor” “la enfermedad y el remedio se atraen” “Es médico quien sabe de lo invisible, de lo que no tiene nombre ni materia y sin embargo tiene su acción” “Los enfermos deberían ser los libros del médico” “el medico no cura , quien se cura es el paciente”. Se hablaba de espíritu, conciencia y energía , pero a la vez de fisiología, de toxinas y de anatomía;  los medicamentos contenían sustancia ponderable y equivalente a la presencia de estas en los fluidos corporales, no había “solo” agua; salieron a la luz, mitos y leyendas y estas no hablaban de Sarasvati ni de Prajäpati, lo hacían sobre Júpiter con su rayo en la mano dominando el olimpo y mercurio con su casco alado, Dios de los comerciantes y viajeros y heraldo de los dioses; cuando en un momento de la charla esta declino hacia temas filosóficos, los nombrados no eran solamente Mahatma Gandhi, Lao-Tse o Confucio, si no que los pensamientos de Parménides, Platón  e Hipócrates resonaban en el aula y me parecían mas cercanos , mas reconocibles: al hablar sobre la predisposición y el terreno en base a las enfermedades y la relación de estos con los astros y el momento del nacimiento no me hablaban del arquetipo del Dragón, del Jabalí, ni de la rata, los arquetipos eran sobre Venus-Afrodita  su belleza y atemperación , Marte-Ares  la conquista, la lucha, o sobre Saturno-Cronos y los limites; todo era reconocido, todo era mas entendible para mi,  más mío.

Salí del curso enamorado de la Spagyria como no podía ser de otra forma y 12 años después lo sigo estando, cada nuevo día que hablo de ella aprecio una característica distinta y nueva que me atrae, es como compartir  12 años con tu pareja y seguir descubriendo cada día detalles en ella que te hacen seguir vivo .

En estos años he seguido asistiendo a cursos, leyendo libros, acudiendo a charlas, he conseguido la especialización en medicina tradicional de Occidente, he recibido un Máster de Homeospagyria, he formado parte del profesorado de dicho Máster durante cuatro años y en la actualidad amplio mis conocimientos en Spagyria con mi Maestro Joseph Cannillo, médico, alquimista y humano.

En el camino he tenido que ir soltando lastres, he dejado mi clínica privada en estomatología holística,  y desde hace un tiempo atiendo exclusivamente en un despacho de medicina spagyrica en Madrid a todo tipo de pacientes con todo tipo de patologías obteniendo unos resultados que me hacen seguir trabajando por este camino. La idea del nacimiento de esta página es la de dar a conocer una medicina casi desconocida por nuestra sociedad, pero que es muy nuestra,  compartir sobre una  medicina de tradición, sobre la alquimia  y sobre el arte médico al que Paracelso en el comienzo del renacimiento denomino  Spagiria.