En la pared de la caverna de TROIS FRÈRES en los Pirineos franceses, existe un dibujo que es probablemente el retrato más antiguo de un médico, o, mejor dicho, de un chamán. Este enigmático personaje, que se halla situado en un lugar casi inaccesible a 4 metros  de altura por encima del resto dominando el espacio a su alrededor, representa a un ser antropomorfo con piernas humanas, órganos genitales masculinos, piernas de oso, cola de caballo, astas y orejas de ciervo, barba de bisonte y ojos de búho. Es la pintura más famosa de la cueva y se la conoce como “chaman en trance”.

La gruta es en realidad una extensa red de cavernas decoradas con magníficos grabados y pinturas rupestres del paleolítico superior, con una datación de unos 15000 años. Época en la cual vivía en la tierra una criatura que se tenía en pie, manejaba el fuego, había desarrollado una técnica de comunicación primitiva, constituía pequeñas comunidades y compartía con sus congéneres una doble angustia: enfermedad y muerte.

El primitivo europeo (Cromañón) era un espléndido ejemplar físico de cerca de 1,80 m. de altura y poderosa musculatura, que se refugiaba en cavernas para guarecerse del frío. En ellas solía realizar grabados y pinturas utilizando pigmentos compuestos por una mezcla de óxido de hierro y grasa animal, que imprimía a sus dibujos soplándolas a través de una cerbatana de hueso.

Su promedio de vida era de unos treinta años y su alimentación se basaba en la recolección de frutos y raíces junto con la caza de animales que cocinaba a la intemperie consumiéndolos medio crudos, lo que daba lugar a parasitosis intestinales. Sus  dientes eran foco de abscesos y caries; su reacción al dolor era instintiva mediante la fricción de la zona afectada; lamía sus heridas; detenía las hemorragias por compresión; a las articulaciones doloridas las sometía a la acción del fuego…, siempre observando con incredulidad al firmamento sin entender bien el porqué de estos males.

Esta es la primera forma de curación conocida que se practicó de manera regular y que en la actualidad llamamos chamanismo. Proviene de las religiones animistas, que creen que hay espíritus particulares que habitan en los objetos de la naturaleza.

El chamán era un sacerdote, un sanador, un mago, un adivino, que, como intermediario entre el mundo natural y el mundo espiritual, recurría a esos espíritus para sanar al paciente. Su función consistía en entrar en un estado similar al trance que se interpretaba como posesión por parte de un espíritu. Usaba encantamientos y conjuros, amuletos y fetiches, para alejar o aplacar a los dioses o espíritus considerados responsables de las enfermedades de las personas. Con el transcurrir del tiempo, además de su rol como sanadores espirituales, los chamanes fueron adquiriendo también habilidades prácticas, como recolocar huesos rotos y usar remedios a base de hierbas.

Con el inicio de la escritura en la antigua cuidad de URUK o UR, situada entre las planicies fluviales de los ríos Tigris y Éufrates, comenzó el alba de la historia. La difusión de los avances de la cultura de Uruk por el resto de Mesopotamia dio lugar al nacimiento de la cultura Sumeria, durante la que  aparece la rueda en torno al 3500 adC, y la escritura sobre el 3300, siendo ésta la datación más antigua de tablillas de arcilla con escritura cuneiforme encontrada hasta la fecha. Una de estas, en donde había fórmulas químicas y mágicas (encantamientos), puede ser considerada el primer manual de medicina del mundo.

Los sumerios veían los movimientos a su alrededor como la magia de los espíritus, magia que era la única explicación que tenían de cómo funcionaban las cosas.

Explicaban la enfermedad como una consecuencia del aprisionamiento y la consecuente tentativa de escape, de un demonio dentro del cuerpo humano.  Había diferentes tipos de sacerdotes, entre los más comunes: los āšipu, exorcistas y médicos, bārû, astrólogos y adivinos y qadištu, sacerdotisas. Estos chamanes usaban también sustancias vegetales, animales y minerales en el proceso de curación del paciente.

Pero fue sobre el año 2500 adC en la zona que bordea al rio Nilo y, paralelamente en otras dos zonas de nuestro planeta situadas a miles de kilómetros hacia el oriente, donde nacieron lo que posteriormente llamaremos “las tres civilizaciones fluviales”, Nilo, Indo y Amarillo.

En Occidente el valle fluvial del rio Nilo fue unificado territorialmente por un jefe militar y religioso,  el faraón Zoser, que extendió el territorio egipcio desde el Sinaí hasta Nubia. Más importante para nuestro relato fue su visir Imhotep, considerado como el fundador de la medicina egipcia, y posiblemente autor del papiro Edwin Smith. Imhotep,  no sólo era médico, también era arquitecto y astrónomo: fue el arquitecto diseñador de Saqqara y sumo sacerdote de Ptah, señor de la magia y de las curaciones.

La concepción mítico-religiosa de la enfermedad, en el Egipto de Imhotep, confería a la terapia médica un enfoque mágico-religioso y empírico, es decir, una combinación de ritos, prácticas quirúrgicas y un extenso recetario farmacológico.

Todos estos datos que nos han llegado los podemos encontrar en el papiro de Ebert y el de Edwin Smith. En este texto, atribuido a Imhotep, se describen planteamientos filosóficos, recetas médicas de plantas medicinales, aplicaciones de emplastes sobre heridas y observaciones anatómicas (según un grabado de una losa sepulcral en Saqqara, Imhotep preconizaba la aplicación de presión en las arterias carótidas para calmar el dolor de cabeza, al disminuir el flujo de sangre al cerebro. Imhotep afirmaba que el pulso era un índice del corazón y de las condiciones del enfermo).

Estas prácticas se fueron especializando y dando origen a un complejo sistema médico en el cual existían tres tipos de médicos generales. Los adivinos que identificaban al dios responsable de la enfermedad y cuál era el pecado que se castigaba; los exorcistas, que utilizaban hechizos para apaciguar al dios o ahuyentarlo; y los médicos, denominados Swnu, que utilizaban remedios a base de hierbas, colocaban vendajes, realizaban cirugías menores y se especializaban en determinadas enfermedades u órganos del cuerpo. De alguna manera podemos empezar a intuir la idea que tenían de la conformación ternaria del ser humano (espíritu, energía y cuerpo).

El conocimiento medico en el floreciente Egipto se desplegaba en dos lugares: las casas de la vida, donde los médicos sacerdotes se ocupaban de la enfermedad de los pacientes, y las casas de la muerte donde si el medico no había tenido éxito se preparaba al enfermo a dar el paso hacia la otra vida. El origen de estos centros no está claro. En unos textos su creación se atribuye a Hermes Trismegisto el tres veces grande, coetáneo de Abraham, que habría comenzado dos tradiciones: una solar, pública, recogida en el Antiguo Testamento, y otra privada, trasmitida de maestro a discípulo accesible en el Corpus hermeticum, comprendido en lo que se llamaba la filosofía Hermética, que entre otras cosas desarrollo la alquimia. En otros se atribuye a una secta filosófica que habría tomado ese nombre en relación al Dios Thot, dios de la sabiduría, la escritura, la música, los conjuros y de los hechizos mágicos.

El ser humano estaba formado por cuerpo alma y espíritu y parece ser que la salud era considerada de una forma muy parecida a lo que en la actualidad define la OMS como “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Se escogían las plantas no en base a su composición en principios inmediatos (no tenían posibilidades de conseguirlos), sino en base a la teoría de las signaturas (“El lugar donde la virtud de Dios reside se da a conocer por los signos. Las criaturas dan a conocer por sus propiedades que Dios está presente ahí” Oswald Crollius) es decir, tanto por su parecido morfológico, cromático, gustativo, olfativo y arquetípico con el órgano que sanaban, como por la función que tenía esa planta en la naturaleza. Por ejemplo, existen plantas que crecen en los bordes de las aguas estancadas y que se alimentan en base a la filtración y depuración que ejercen sobre ellas  en una simbiosis con la naturaleza; esta planta trabajada alquímicamente y dada al paciente iba a efectuar esa misma depuración en el ser humano,  lo que viene a recordar la frase de la tabla esmeralda en la que podemos leer “ lo que es arriba es abajo”.

El saqueo de los tesoros de los faraones por parte del pueblo, debido a las épocas de hambruna producidas por el posible cambio climático que acabo con la fertilidad de las tierras del Nilo, la pérdida de poder real y religioso, junto con una época de guerras entre civilizaciones cercanas, hizo declinar el fastuoso poder del imperio egipcio en lo que se denominó imperio tardío sobre el año 650 adC.

La civilización griega asomaba su cabeza en la historia de la humanidad tomando el relevo al decadente imperio egipcio.