Somos el conjunto de un cuerpo perfecto , pero que envejece, una energía que nos impulsa, pero que se agota, y una conciencia que nos dirige a la que confundimos. Cada uno de nosotros es uno en el todo, y cada uno de nosotros busca su camino. Para los que saben nadar, un lago en ese camino es un aliciente para continuar la búsqueda, pero para los que no tienen ese dominio, ese lago es un obstáculo, un limite, es algo que se nos presenta para que recapacitemos. Podemos ir al médico y usar un flotador de 150 miligramos tres veces al día y posiblemente algunos se sientan mejor, pero no habrán solucionado su problema de base, simplemente habrán prolongado su camino, pero tarde o temprano otro lago o incluso un torrente aparecerá frente a nosotros. La solución no es el antiinflamatorio, ni los corticoides , ni los ansiolíticos, ni tan siquiera la ridícula alergia al perfume de una rosa, la solución es ¿Por qué un ridículo virus, que normalmente convive conmigo, me esta jodiendo la vida?

Soluciona eso y ese océano se convertirá en un camino de aprendizaje.