El bruxismo se conoce desde tiempos inmemoriales en la historia de la humanidad. Tal vez la primera referencia se encuentra en los textos del Antiguo Testamento cuando se habla del “el crujir y rechinar de los dientes” en relación con los castigos eternos. Mateo C8V12.

El bruxismo es una parafunción mandibular (ES LA MANDIBULA LA QUE PARAFUNCIONA) crónica y generalmente nocturna, caracterizada por rechinar, apretar y masticar con los dientes sin un fin concreto salvo posiblemente el de descargar tensión acumulada, estos hábitos masticatorios destructivos generan abrasiones mayores al desgaste normal dentario (30 micrones por año), una exacerbación de dolor a nivel de los músculos masticatorios, cervicales y dorsales, disfunciones de la ATM (articulación temporomandibular) , además de los molestos sonidos de rechinamiento dentario para otras personas.

Lo normal es contactar los dientes entre 4 a 10 minutos al dia, una persona con bruxismo puede hacerlo durante 4 horas, preferentemente durante la noche. Un diente al contactar con su antagonista normalmente lo hace con una fuerza puntual de 10 a 35 Kg por diente. Una persona con bruxismo llega a usar 150 a 300 Kg de carga puntual al tocar un diente con otro, recordemos que el masetero es el musculo mas potente del cuerpo.

Karolyi en 1902, mencionaba que prácticamente todos los seres humanos en algún período de su vida ejercían fuerzas anormales en su sistema masticatorio, sin embargo fue en 1907 cuando apareció por primera vez el término de bruxomania y Frohmann en 1931 acuñó el término de bruxismo.

Se estima que hasta un 30% de la población es bruxista crónicamente, que el 100% puede serlo en algún momento de su vida y en diferentes intensidades y que solo del 6 al 20% son conscientes de que lo hacen. Puede presentarse en niños apenas brotan sus dientes y en adultos aún después de haberlos perdido todos. Se manifiestan con una mayor frecuencia entre los 20 y 50 años, el bruxismo de rechinamiento es ligeramente mas frecuente en mujeres, mientras que el de apretamiento se presenta más frecuentemente en varones.

Clasificación:

  1. Céntrico de Apretamiento o “clenching”: Se produce al apretar los dientes en una posición fija y determinada de la mandíbula mientras hay contracción muscular bilateral; no produce desgaste de los dientes salvo en los incisivos ya que la mandíbula no frota los dientes entre si lateralmente.
  2. Excéntrico de Rechinamiento o “bruxismo”: El paciente fricciona con los dientes, por lo que produce contracción y relajamiento de los músculos en forma alternada. Produce desgastes importantes en sectores laterales, sobre todo en los colmillos.

Según el momento en que se efectúa la función:

  1. Diurno: más de apretamiento, asociado con el stress, y a una agresividad reprimida. Por lo general, todos apretamos durante algún momento del día pero no nos solemos dar cuenta.
  2. Nocturno: más de rechinamiento, relacionado con una mala adaptación al entorno, se producen movimientos laterales de la mandíbula difíciles de reproducir conscientemente pues esta no se mueve en movimientos tan extremos funcionalmente. Se manifiesta cuando los mecanismos de protección muscular están ausentes, en los períodos de sueño REM o ligero, aumentado por los movimientos del cuerpo acompañado de sonidos oclusales particulares.
  3. Diurno y nocturno: Se da en pacientes crónicos que bruxan constantemente.

 

Su etiología se considera debida a una combinación de dos factores: factores psíquicos de origen emocional y la presencia de algún tipo de desarmonía oclusal. También para algunos autores existe el bruxismo secundario asociado a problemas neurológicos, endocrinos, desórdenes del sueño y a administración de drogas.

El estrés no siempre es negativo, lo negativo es su mantenimiento en el tiempo, a menudo es un tipo de energía que nos estimula a llevar a cabo una tarea y a alcanzar el éxito, esta energía debe liberarse de alguna forma y el organismo reacciona creando algunas demandas de reajuste o adaptación (la respuesta de huida/lucha). El primero de ellos es externo y lo constituyen actividades como gritar, insultar, golpear o tirar objetos, estas actividades no están bien vistas en esta sociedad que nos ha enseñado o mas bien nos está obligando a lo que llama adaptación social que no es otra cosa que reprimir nuestra agresividad, otra opción es el ejercicio físico, (el mas sano mecanismo de liberación del estrés), pero si ninguna estos mecanismos es llevado a la practica aparecen los mecanismos internos de lucha y esta agresividad reprimida que no somos capaces de redirigir sale en forma de síntomas en nuestro cuerpo para que de alguna forma lo hagamos consciente y la integremos en energía y vitalidad al servicio del propio ser. Los dientes son nuestras armas, en nuestro bulbo raquídeo esta marcada una información ancestral que nos recuerda que los dientes nos han servido para morder, desgarrar y atacar, representan nuestra forma de manifestar nuestra agresividad y capacidad de dominio.

Los pacientes con bruxismo céntrico o de apretamiento suelen ser personas que tienen miedo o respeto a su agresividad, son seres de temperamento ígneo que interiormente conocen su fuerza, y no saben controlarla ni dirigirla, posiblemente en algún momento de su vida por haber reprimido su agresividad mas de lo debido, cuando esta ha salido han hecho daño a otro ser que además, generalmente no ha sido el causante del problema “te has pasado tres pueblos con esa persona “. En los momentos de estrés aprietan los dientes como para no poder morder y de alguna forma se autolesionan antes de herir al adversario.

El bruxismo de rechinamiento se manifiesta más en personalidades mas emocionales que dudan de su agresividad y tienen miedo a las represalias. Generalmente tienen dificultad en adaptarse al entorno, suelen presentar desajustes oclusales y estas interferencias son las que le recuerdan que tienen dientes para defenderse y por la noche inconscientemente rechinan los dientes y los desgastan, de esta forma tienen una excusa para no morder “con esto dientes desgastados como voy a poder defenderme”

Si al ocluir los dientes (mandíbula contra maxilar), el engranaje entre ellos fuera sutil, armónico y estable, el acto de unir las dos arcadas dentarias pasaría tan desapercibido a nuestra conciencia como la transmisión nerviosa en las sinapsis neuronales, si por algún motivo (mala oclusión, empastes altos, prótesis mal adaptadas, movimientos dentales entre tramos edentulos) esta armonía se pierde, cada vez que contactamos los dientes, y recordamos que cada vez que tragamos se produce un contacto entre los dientes y que tragamos saliva unas 1200 veces al día, nuestro cerebro recibe una información de alarma, al igual que pasa en nuestros pies si se nos mete una china en el zapato mientras que estamos practicando senderismo, inconscientemente intentaremos quitarnos la molestia frotando el pie contra el suelo con movimientos no funcionales. Pero no todo es la oclusión, vemos infinidad de pacientes con una pésima oclusión y que no tienen clínica de bruxismo.

Los músculos masticadores, dientes y la ATM están preparados para soportar perfectamente las fuerzas desarrolladas durante la masticación y también durante pequeños periodos de stress, cuando este ultimo se va incrementando en intensidad y tiempo, el organismo desarrollara mecanismos compensatorios.

La clínica del bruxismo depende de si este es de apretamiento o de rechinamiento, por lo general el clenching o bruxismo diurno presenta un predominio de patología muscular con dolor en los maseteros y temporales, cefaleas tensionales, cervicalgia, dolor de oídos, deformación facial por hipertrofia maseterina, y desgaste de los incisivos con hipersensibilidad.

Aunque en el rechinamiento la musculatura es usada con mayor intensidad y durante periodos mas largos, las contracciones son isotónicas e isométricas, funcionales y en consecuencia la contracción muscular emplea un mecanismo de glicólisis aeróbica para la obtención de la energía, mientras que en el apretamiento se producen contracciones bilaterales intensas y prolongadas, lo cual impide un normal flujo sanguíneo al músculo y por ende una reducción de su aporte de oxígeno, esto lleva al músculo a desarrollar un metabolismo de tipo anaeróbico donde la posterior acumulación de metabolitos tendrá una importante repercusión en la fisiología muscular del dolor.

En el bruxismo de rechinamiento o nocturno el predomino de la sintomatología es el desgaste dentario y afectación periodontal, las piezas dentarias quedan lisas sin cúspides, se presentan fracturas radiculares, desgastes en los cuellos (afracciones), pulpitis, hipersensibilidad, movilidad dentaria con incremento de las enfermedades periodontales, la patología muscular es mas de fatiga que de dolor, y suelen tener parasomnias.

La patología articular puede estar presente en ambas situaciones, y suele manifestarse con dolor preauricular que aumenta con la masticación, este síntoma es el que por desgracia lleva al paciente a la consulta cuando ya generalmente la patología es prácticamente irreversible o de difícil solución sobre todo por la imposibilidad de prescribir reposo absoluto de la ATM. Pueden aparecer movimientos articulares asimétricos y sonidos tipo “click” o crepitación.

Este síntoma (bruxismo), que no enfermedad, no ha sido considerado por amplios sectores dentro de la profesión médica, ya sea por ignorancia o por carencia de medios para combatirlo. La mayoría de los tratamientos consisten en medicación alopática con relajantes musculares, ansiolíticos y la colocación de una férula de descarga nocturna, que solo evita temporalmente los desgastes pero que en absoluto elimina el bruxismo, si no mas bien lo acentúa. Para nosotros en esta patología la colocación de una férula acompañada de relajantes musculares es como si nos propusiéramos amaestrar a un tigre para que no nos atacara, simplemente encerrándole en una jaula, al cabo de un tiempo abriríamos la jaula y el tigre nos devoraría.

Por lo tanto, si una persona sufre un desequilibrio en su conciencia tanto de mala adaptación al entorno como una mala gestión de su agresividad, si cuando se ve en el espejo no se gusta, esta, emite la información que se manifiesta y se hace visible en el cuerpo en forma de síntoma, estos son los mecanismos de defensa del organismo puestos en marcha por la naturaleza para restablecer el equilibrio perdido, son una señal que atrae atención, interés y energía y, por lo tanto, impide la vida normal, nos reclaman atención, lo queramos o no, esta interrupción que nos parece llegar de fuera nos produce una molestia y desde ese momento no tenemos más que un objetivo: eliminar la molestia. El ser humano no quiere ser molestado, y ello hace que empiece la lucha contra el síntoma.