Se debe empezar por una profunda historia clínica del paciente que nos permita conocer de que forma maneja su agresividad, y de esta forma instaurar un tratamiento que le ayude a energetizar y equilibrar esta mediante la adaptación a los estímulos que le producen estrés, o haciendo que comprenda que la agresividad es una potente forma de energía que no tiene porque ser castrada y que puede reconducirse de forma positiva.

Actuaremos sobre la ATM con elixires que modulen la relación estimulo-respuesta, la percepción sensorial y las funciones intelectuales de asociación y cognición.

Mantendremos y regulizaremos los mecanismos implicados en el equilibrio del sistema nervioso, facilitando la regulación del ciclo sueño/vigilia.

Y por supuesto trabajaremos con las alteraciones producidas. Eliminaremos las interferencias oclusales mediante un ajuste oclusal tipo RNO (rehabilitación neuro oclusal), que respeta las cúspides activas de los dientes y si este no fuera suficiente un tratamiento ortodoncico o protésico, que restablezca una oclusión funcional (eliminar las chinas del zapato).

Un drenaje específico del sistema musculo esquelético eliminara los metabolitos producidos y junto con la aplicación de cremas antiflogísticas y estiramientos musculares, rehabilitara la función muscular. Recordemos los beneficios emocionales que aporta el masaje mediante el contacto y con este, la caricia.

La incorporación de elixires spagyricos que actúen sobre lo que denominamos “de causa oscura” como comportamientos no aprobados socialmente, inadaptados e inarmónicos respecto al entorno.

Las férulas de descarga solo las usaremos a corto plazo, hasta que aparezcan las mejorías esperadas en el paciente, o si este no está dispuesto a confrontar sus sombras.

Estas dos visiones de tratamiento que buscan la integración de cuerpo alma y conciencia, deben estar íntimamente ligadas ya que en forma separada solo estarán destinadas al alivio momentáneo de la sintomatología.