Denostada y prácticamente olvidada por la medicina académica, la teoría de los cuatro elementos impulso el pensamiento de los hombres durante mas de dos mil años. “Mis ojos están formados por fuego aire agua y tierra y la tierra que tengo en mis ojos capta lo que hay de tierra en el universo y lo que tengo de aire en mis ojos capta  el aire del universo”. Empédocles siglo  V adC

Tales de Mileto (640 adC) fue el primer teórico que dirigió sus pensamientos hacia el universo y con ello hacia la estructura de los materiales que lo componían. Si un trozo de tierra azulada a través del fuego puede transformarse en cobre rojo, ¿cuál es la naturaleza de esa sustancia? , ¿Es tierra, es fuego o es metal?, ¿O será que es todas las  cosas a la vez? ¿Puede cualquier sustancia transformarse en otra mediante un determinado número de pasos, de tal manera que todas las sustancias no serían sino diferentes aspectos de una materia básica?

Tales dedujo que ese elemento era el agua ya que esta estaba presente en mayor cantidad, en esa época se creía que la tierra era un disco plano cubierto por la semiesfera celeste que flotaba en un océano infinito que rodeaba a la tierra e impregnaba a la atmósfera en forma de vapor y recorría los continentes dando la vida.

La tesis de Tales sobre la existencia de un elemento a partir del cual se formaron todas las sustancias encontró mucha aceptación entre los filósofos posteriores, no así, sin embargo, el que este elemento tuviera que ser el agua.

En el siglo siguiente a Tales, el pensamiento astronómico llegó poco a poco a la conclusión de que el cielo que rodea a la Tierra no era una semiesfera sino una esfera completa, y que la tierra, también esférica, estaba suspendida en el centro esa cavidad formada por la esfera celeste. Como los griegos no creían en el vacío se pensó que el espacio que había entre la tierra y el distante cielo debería estar compuesto de algo, y como lo que ellos conocían cercano a la tierra era el aire , parecía razonable que también lo hubiese en el resto.

Anaxímenes 570 adC, basándose en esta teoría y en la importancia de la respiración en los seres vivos llegó a la conclusión de que el aire era  el elemento constituyente del Universo, y que esta  sustancia al acercarse hacia en centro se transforma en las demás cosas a través de la rarefacción y la condensación. La rarefacción generaba el fuego, mientras que la condensación,  el viento, las nubes, el agua, la tierra y las piedras; y que  a partir de estas sustancias se crea el resto de las cosas.

Heráclito 540 adC, tomó un camino diferente. «Todo fluye, todo esta en continuo movimiento y nada dura eternamente, ( no podemos descender dos veces el mismo río)  si el cambio es lo que caracteriza al Universo  hay que buscar un elemento en el que el cambio sea lo más notable. Esta sustancia, para él, debería ser el fuego, sustancia etérea en continua mutación, siempre diferente a sí mismo. Y dedujo que tenia que haber una razón universal que dirigía todo lo que sucede en la naturaleza “ Ley Natural.

Empédocles 490 adC,  estudiando la teoría de  Parménides (nada cambia, no hay nada que pueda convertirse en algo diferente a lo que es)  y la de Heráclito (todo fluye, si no hubiera un constante juego entre los contrastes, día-noche, calor-frío, enfermedad-salud, el mundo dejaría de existir) llego a la conclusión de que los dos tenían razón y que el error esencial pudiera ser que no solo existía un elemento esencial. Empédocles se pregunto, ¿Por qué un solo elemento? ¿Y si fueran cuatro? Podían ser el fuego de Heráclito, el aire de Anaxímenes, el agua de Tales y la tierra, que añadió el propio Empédocles.

Ni el aire ni el agua son capaces por si solos de convertirse en rosal, todos  los cambios en la naturaleza se deben a que estos cuatro elementos se mezclan y  se vuelven a separar,  cuando muere una flor o un animal los cuatro elementos se separan y estos elementos quedan inalterados para poder volver a reunirse en distintas proporciones y  crear una roca, pues todo está compuesto de estos cuatro elementos en distintas proporciones de mezcla.

En un trozo de madera podemos observar los cuatro elementos: cuando arde podemos observar el FUEGO que se eleva , y al rato oímos un borboteo que cruje AGUA,  desprendiéndose un humo AIRE para posteriormente convertirse en cenizas TIERRA.

Anaxagoras 480 adC acusado de impiedad al sugerir que el Sol era una masa de hierro candente y que la Luna era una roca que reflejaba la luz del Sol y que procedía de la Tierra, abundo sobre la teoría de los cuatro elementos enunciando  que todas las cosas se producen por mezcla (generación) o separación (destrucción) de realidades preexistentes. Este planteamiento suscitaba  un problema: ¿Cómo es posible que, por ejemplo, el hueso provenga de lo que no es hueso? Para resolver esta cuestión, Anaxágoras formuló el principio de que «todo está en todo». Esto significa que las cosas de las cuales procede el hueso y que no son hueso deben contener partes mezcladas de componentes distintos entre los que se encuentra también el hueso.

Aristóteles 384 adC, aceptó esta doctrina de los cuatro elementos, pero los concibió como combinaciones de dos pares de propiedades opuestas: frío y calor, humedad y sequedad. Las propiedades opuestas no podían combinarse entre sí. De este modo se forman cuatro posibles parejas distintas, cada una de las cuales dará origen a un elemento: calor y sequedad originan el fuego; calor y humedad, el aire; frío y sequedad, la tierra; frío y humedad, el agua.

También supuso que los cielos deberían estar formados por un quinto elemento, que llamó «éter» al que consideró como perfecto, eterno e incorruptible, lo que lo hacía muy distinto de los cuatro elementos imperfectos de la tierra.

La Spagyria observa la naturaleza (macrocosmos), para extraer leyes y principios análogos a los que pueden corresponder al hombre (microcosmos) y con ello se encuentra con el estudio de la materia la cual se expresa en cuatro estados relacionados entre si y que forman parte del hombre en proporciones diferentes en cada uno de ellos y que en spagyria son de estudio y observación indispensable en la historia clínica del paciente.